Up in the air (2009)
09/06/2013
Director
Jason Reitman
Año: 2009
Guión:
Jason Reitman, Sheldon Turner
Música:
Rolfe Kent
Fotografía:
Eric Steelberg
Título original: Up in the air
Intérpretes:
Referencias externas películas:
El diario de Noa
Director
Jason Reitman
Jason Reitman
Año: 2009 Guión: Jason Reitman, Sheldon Turner Música: Rolfe Kent Fotografía: Eric Steelberg Título original: Up in the air
Intérpretes:
Referencias externas películas: El diario de Noa
No voy a decir que Up in the air sea una película mala, pero tampoco buena. Pasando de las críticas detallistas de los cinéfilos más puristas, por mi parte, que solo me pronuncio en cuanto al nivel de diversión o entretenimiento que le supongo al séptimo arte, diré que es un filme para que las mujeres se entretenga, como ya lo hicieran con El diario de Noa.
En este caso, Ryan Bingham hace apología de la adaptación a la realidad de los altos ejecutivos norteamericanos que se pasan la vida en las terminales de aeropuertos, sin tiempo para otra cosa que volar, volar y volar. Curiosamente, nuestro protagonista se dedica a despedir a trabajadores de las empresas que se han decidido por una reestructuración de la plantilla para conseguir mayor competitividad.
Como eso acaba en drama, nos queda la moralina de que la sociedad americana no es perfecta y por ende, en España debemos dar gracias de que nuestro "seguro médico" nos seguirá dando cobertura aunque estemos en paro y aunque termine asociándose con nuestro seguro de decesos por aquellos de que las fechas de atención se aproximarán irremediablemente.
No podía faltar en esta película la alusión al "true love" tan manoseado por los americanos como su propio sueño que, para nuestro hartazgo, desveló Martin Luther King y de esta guisa, nos encontramos con la frivolidad de los amores pasajeros, esporádicos y convenidos en lujosas suites de hotel reservadas para estos coleccionistas de tarjetas de crédito y de pertenencias a clubes de ejecutivos snobs.
Lógicamente, nuestro protagonista vive física y mentalmente atado a una maleta, una sola, en la que lleva sus calzoncillos, un móvil y tres sentimientos que no puede eludir para ser considerado una personita como otra cualquiera, tan personita, que incluso llega a plantearse empezar a cargar con una hipoteca, un salón con sofá para recibir a los amigos, un coche, un perro … o hasta una familia.
Ni siquiera a nuestro encantador George Clooney, con esa cautivadora sonrisa, le va a perdonar la sociedad americana, como ya lo hiciera con Clinton, Tiger Woods y muchos otros personajes célebres, ese cúmulo de dispendios y experiencias licenciosas tan nocivas para los intereses de quienes quieren manejarlo todo.
Por eso yo aprovecho para pedirles que vuelen y que lo hagan tan lejos que su imaginación quede suspendida en el aire mientras otros, más apegados al suelo, nos contentamos con verle el culo a Vera Farmiga y soñamos con esa flexibilidad de la que hace alarde.
