Yo, Daniel Blake (2016) 26/11/2016
Director

Ken Loach

Año: 2016   Guión: Paul Laverty   Música: George Fenton   Fotografía: Robbie Ryan   Título original: I, Daniel Blake
Intérpretes:

Referencias externas cineastas:

Icíar Bollaín


La película nos cuenta de manera sencilla,clara y meridiana los avatares de un honrado y laborioso carpintero a punto de cumplir los sesenta víctima de problemas cardíacos que, por primera vez en su vida, se ve obligado a acudir a las ayudas sociales. Es justamente en estas oficinas de supuestas ayudas donde tropieza con una joven madre de dos hijos que para evitar que la manden a un centro de acogida ha sido desplazada a 450 kms de su ciudad, de su familia, de su entorno. Ante las aberrantes e incomprensibles actuaciones de los funcionarios deciden ayudarse mutuamente.



Al parecer la concesión de la Palma de Oro a esta película en el prestigioso Festival de Cannes enfureció a la crítica acreditada en el mismo, no así en su estreno en Gran Bretaña en donde ocurren los hechos que fue muy bien recibida por la crítica y aclamada con entusiasmo por el público con un éxito incuestionable en la taquilla. También en los Festivales de Locarno y de San Sebastián se llevó el Premio del Público pero tal vez los críticos acreditados en Cannes se sintieran más atraidos por la joven directora alemana Maren Ade que presentaba su película "Toni Erdmman" comedia lúcida y desternillante (sí, sí, por lo visto los alemanes también se rien) y al viejo Ken además de haber sido premiado en otras ocasiones lo tienen ya muy visto.

Como se sabe el tema de fondo de todo el cine de Loach es la conversión del llamado "estado del bienestar" en Gran Bretaña en un sistema que acaba destruyendo a los ciudadanos a los que debería proteger. Su cine junto a su guionista de cabecedera Paul Laberty (compañero en la vida real de nuestra directora Icíar Bollaín) es un cine claramente militante y a sus ochenta años eso no va a cambiar sobre todo cuando la situación que se inició en la era Thatcher "la dama de hierro" no ha mejorado en absoluto, sino que al revés el "castillo kafkiano" al que se enfrentan cada dia más y más ciudadanos no deja de crecer y crecer.

El personaje del carpintero está muy bien construido por Laberty así como todos los demás que giran en su órbita como la chica con sus niños, los vecinos, amigos y esos "desgraciados" funcionarios que se ven abocados a unas actuaciones agresivas y aberrantes que ponen al ciudadano en situaciones tan absurdas y humillantes que socavan el ánimo de cualquiera por templado que este, sea como es el caso de Daniel que ha vivido su vida laboral con dignidad y orgullo de clase.

Hay quien piensa que grandes películas como esta nos llevan a la miseria y al desastre, pero hay muchos otros que se preguntan por qué regla de tres funcionó el "estado del bienestar" en muchos paises democráticos justamente hasta la Caida del Muro de Berlín en 1989 símbolo del derrumbe comunista ¿Por qué a partir de ahí dejó de interesar?

!Qué curioso! vencido el supuesto enemigo comunista, el Antiguo Régimen sacó pecho y se alzó de nuevo con su ancestral y arcaica divisa: "que se mueran los feos, ea", léase los enfermos, los ancianos, los débiles o sea todo aquel que no sea "productivo" pero !cuidadito! no sólo ellos, también los "productivos", léase clases trabajadoras, clase media, funcionarios esenciales tales como médicos, policias, profesores, bomberos, etc que se ven abocados a trabajar en condiciones bien precarias.

La película no rehuye en determinados momentos lo sentimental y hace muy bien pues de eso se trata, de "activar" al personal que ya vemos que ni flores, que cagadito como está con perdón no dice ni "mú". Cada dia las televisiones públicas y privadas nos ponen delante a gentes desastrosas, vagos impenitentes, consumistas compulsivos que se escaquean ante cualquier atisbo de responsabilidad, que se cargan de hijos que no pueden mantener, etc y lo que es peor culpabilizan al mundo entero de su situación con lo cual los acabamos considerando como un verdadero peligro para todos.

Por eso no está de más que se nos muestren en pantalla a gentes normales, honrados trabajadores solidarios, buenos ciudadanos que al verse engullidos por la burocracia kafkiana del sistema imperante acaban por desplomarse, como le sucede a nuestro carpintero protagonista luchador y competente. Entonces la pregunta inevitable es la de que si a alguien como él le sucede es evidente que nos puede puede pasar a cualquiera, porque estos personajes no son delincuentes, son personas que trabajan con solvencia, que cumplen con sus obligaciones para con el estado y el municipio, que les gusta su equipo, que disfrutan con los amigos de siempre tomándose una pinta en el "pub" del barrio, que discuten con el vecino aunque si hace falta le echen una mano también.

Gentes muy normales ya digo pero que llevan muy mal eso de tener que acudir a la caridad cuando creen tener derechos ciudadanos por los que han cotizado durante toda su honrada vida laboral. El propio Ken Loach nos dice que estamos en una encrucijada en la que tratamos de entender qué es lo que está sucediendo, por qué está desapareciendo la tradición del orgullo de trabajar, por qué esa infelicidad del fucionario: enfermeras, docentes, administrativos, etc a los que se coloca en la tesitura de no poder ejercer su trabajo como debieran.

Por qué en suma pasito a paso el concepto de "ciudadano" se va diluyendo y va siendo sustituido, aunque aún no se lo nombre así, de manera silente, por el de "súbdito" pero mucha atención que como sigue diciendo Loach cuando conquisten el lenguaje nos habrán vencido.

Daves Johns comediante y guionista que habitualmente trabaja en televisión encarna aquí al carpintero en su debut en el cine y lo hace creible en todas sus facetas, así como el resto del reparto interracial muy bien elegido.

¿Por qué se enfurecieron los críticos del Festival de Cannes? ¿Cine militante? pues sí y que no nos falte, porque el amodorramiento generalizado no nos lleva a ninguna parte; bueno sí, a aceptar mansamente cualquier cosa, como ésa , no baladí, de perder nuestra condición de" ciudadanos libres" para convertirnos y sin que nos demos cuenta poquito a poco en "súbditos" como en el Antiguo Régimen, cuando no, como está ocurriendo de hecho en muchos lugares llamados democráticos, en lisa y llanamente "esclavos". Otro mundo es posible créanme.

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